¿Qué es un trauma?
Sé suele tener la concepción de que un trauma es aquello que nos pasa de repente y nos marca un antes y un después en la vida, como suele ser un accidente, una violación, un asalto, una guerra, el diagnóstico de una enfermedad, etc. Sin embargo existen otras experiencias que pueden ser tan o más destructivas como abusos, indiferencia, negligencia, violencia física y emocional, que causan un estado de vulnerabilidad, que no permite el desarrollo adecuado de estrategias emocionales, necesarias para enfrentar el día a día.
¿Qué pasa cuando atravesamos una experiencia traumática?
Un evento traumático ya sea único, o repetitivo a lo largo de la vida se almacena en redes neuronales y allí se conecta con diferentes mecanismo que vuelven esta información adaptativa. Esto es un proceso natural, que debería funcionar en cada uno de nosotros. Sin embargo, si la persona que atraviesa una experiencia traumática se encuentra vulnerable o no tiene las herramientas emocionales, cognitivas, neuronales o genéticas adecuadas, el proceso de adaptación de la información es interrumpido. De este modo el recuerdo no puede ser procesado y por consiguiente no puede ser incorporado en las redes de la memoria, sino que es almacenado tal cuál ha sido vivido, con las sensaciones, emociones, que se han generado en ese momento, sin poder procesarlo.
¿Qué pasa entonces con esa información?
Se queda en un punto fijo, se almacena en la memoria fisiológicamente, se congela, sin poder conectarse con otras redes y solo se puede acceder en partes como recuerdos sensoriales. Esto que está ahí sin poderse conectar, de una forma disfuncional, es lo que va a establecerse como base para el desarrollo de los diferentes trastornos psicológicos. Se debe tener en cuenta que así como no a todos un evento traumático les deja secuelas traumáticas, cualquier evento puede convertirse en traumático.